Pandemia, igualdad e integración. “Ahora es el momento”

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En este nuevo siglo XXI de la era común, siendo el primero del III milenio en el calendario gregoriano, en el que actualmente vivimos, se han conseguido avances impensables en ámbitos tan importantes como el campo tecnológico, médico, medioambiental, etc., era de esperar que en cualquier momento ocurriese lo que los expertos ya vaticinaban: estábamos a las puertas de un nuevo cambio histórico como ocurrió tras la mal llamada “Gripe Española”, sin pensar que la actual situación tendría tal magnitud.

Si bien la pandemia de “gripe española” se extendió por el mundo debido a la situación en la que se produjo por causa del conflicto bélico de la llamada “gran guerra” (I Guerra Mundial) causando estragos socioeconómicos y mermando brutalmente la población mundial, en esta realidad en la que vivimos, el impacto de la globalización en la que estamos inmersos ha hecho de hilo conductor actuando como detonante de la actual situación.

La historia ha cambiado y este será el siglo de la pandemia donde millones de personas de todo el mundo han sucumbido a ella y los conceptos de sociedad, nuestros hábitos, costumbres y rutinas nunca volverán a ser los mismos.

Los cambios inesperados y de forma fortuita son circunstancias propias de la vida misma.

La mía cambió hace unos años en los que la luz de mi mirada se apagó para no retornar jamás, lo que supuso un cambio total en todos los aspectos de mi persona, vida y entorno.

Primeramente, fui identificada como minusválida por todos los condicionantes que había adquirido, entrando en un circuito cerrado lleno de dolor, impotencia, rabia y en un auténtico abismo infernal del que no encontraba salida alguna.

De repente ONCE apareció en mi vida, siendo a través de sus enseñanzas, entorno y preparación en todos los ámbitos necesarios para quién padece discapacidad visual una nueva oportunidad de vivir de forma completa y normalizada.

La culminación de mi autonomía personal ha sido Xalina, mi compañera de vida pues no sólo es mi perra guía, también es mi confianza, mi seguridad, mi autoestima y mi independencia total. Es mi mitad, en realidad no podría asegurar cuál es la extensión de quién, somos dos seres unidos por el destino, compañeros de viaje y vida. Un solo equipo, una misma unidad.

Fue un total reinicio personal a nivel físico, mental, psicológico, anímico, etc. Consiguiendo recuperar lo máximo de lo que había sido yo misma hasta entonces aprovechando y rehaciendo máximamente todos los conocimientos que tenía adquiridos, consiguiendo readaptar sus aplicaciones con pautas muy diferentes e intentando reducir mi discapacidad a lo que dependiese únicamente de mi vista.

No es un camino fácil, aunque desde una perspectiva actual os garantizo que se puede llevar a cabo y que el resultado es tan gratificante como factible.

Todos podemos conseguir encontrar una salida, siempre existe una posibilidad, con la formación adecuada, una mente en “pro”, dispuesto “para” y con una meta marcada, tenéis garantizado un resultado positivo.

Si bien es cierto que mi entorno familiar es el pilar más fuerte e importante en el que me he apoyado para seguir adelante en esta lucha continua que vivo.

Tenía que conseguirlo no solo por mí, principalmente por todos los que me quieren y de los que estoy rodeada.

El ser humano es sociable por naturaleza, aunque con anterioridad a todo lo que está sucediendo, cada vez se ha ido aislando más por sí mismo inmerso en un mundo consumista, volviéndose egoísta llegando al extremo del hedonismo, donde sitúa no solo sus necesidades, también sus preferencias en primer lugar sin tener en cuenta nada ni a nadie.

En estos días hemos perdido la privacidad, la ética y la moral son bastante escasas quizás por el excesivo y mal uso de las tecnologías, la mayoría viven vidas paralelas, distópicas, buscando una inalcanzable felicidad.

Pensad que valoráis y queréis realmente, ¿qué amáis?,¿a quién?, vivid disfrutando de todo ello día a día, compatibilizadlo con esta vida de lucha continua que todos tenemos y en la que a veces dejamos atrás lo más importante.

Tened en cuenta que podéis cruzar esa delgada línea invisible pensando que siempre le sucede a otro, sabiendo que está ahí y que nos puede pasar fácilmente, pues todos formamos parte del juego en esta ruleta que es la vida.

Desde hace un tiempo vamos progresando y me nombran discapacitada perteneciendo recientemente al grupo llamado de “diversidad funcional”, realmente considero que todos los que componemos este amplio grupo social, sea cual sea nuestra discapacidad somos personas con “capacidades diferentes”, o nunca habéis escuchados frases como “¡Que oído tiene el ciego!”.

Hoy todos hablan de derechos, obviando sus obligaciones. Promulgan la igualdad y de la misma forma que los derechos existentes no se aplican, esta se encuentra demasiado ausente en la vida cotidiana.

Aun así, contamos con parte de la sociedad que lucha y defiende la esencia de ambos contenidos y es gracias a ellos que podamos conservar la esperanza, progresando en estos ámbitos lentamente.

Si los derechos no son aplicados equitativamente nunca conseguiremos una aparente igualdad por lo que finalmente la integración social será parcial y minoritaria, con lo que los grupos sociales en riesgo de exclusión serán cada vez más numerosos.

Contamos con bastantes herramientas para avanzar, únicamente nos faltan algunos elementos fundamentales; como los que se enumeran a continuación:

I.-Formación:

Profesionales que realmente tengan vocación social, existiendo grandísimos, así, por el contrario, hay demasiados vinculados en estos sectores que nos tratan como colectivo generalizado sin tener en cuenta que cada individuo tiene sus propias facultades, competencias y necesidades como cualquier ciudadano.

II.-Capacitación:

Se observa un total desconocimiento en entornos que deberían tenerlo sobre la dinámica a aplicar con las “personas diversas” cuando sencillamente todo es mejorable, y si partiéramos desde un mínimo conocimiento primigenio, originado por una educación inclusiva desde nuestra infancia, las dificultades que se nos presentan serían más livianas de sobrellevar.

III.-Aplicación de las nuevas tecnologías:

aprovechando todos los avances con los que contamos, como herramienta para la resolución de las necesidades, autonomía personal e integración total y aplicación de los derechos de accesibilidad que todos necesitamos en la vida cotidiana, minimizando todas las barreras.

Podríamos seguir enumerando muchas mejoras, pero pienso que lo más importante sería contar con una sociedad totalmente sensibilizada y en disposición de querernos incluir realmente, porque al fin y al cabo ¿Quién no tiene en su familia o entorno cercano alguna persona con discapacidad?

Tenemos muchísimo trabajo pendiente, tendremos más que reinventar el futuro, comenzar reseteando nuestro presente para entre todos convivir con la situación pandémica actual, que no solo se está llevando las vidas de nuestros congéneres, entre otras fatalidades, nos ha sumergido en una crisis económica a nivel mundial.

Tenemos que dar lo mejor de nosotros, estar unidos en una mentalidad de futuro y dispuestos a salir victoriosos, aportando lo mejor de cada cuál y sin olvidarnos de cuidar nuestro hogar y nuestro planeta. Hagámoslo pensando mínimamente en las próximas generaciones.

Sigo manteniendo la esperanza y confío en que entre todos llegaremos a conseguirlo.

Concepción Andrada

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